Cielo azul

 

-¿Siempre tuviste cierta atracción por el cielo?-.

-Me encanta escuchar el sonido del papel del cigarro cuando se quema-. Lalia le puso el pucho en la oreja de Fausto, haciéndolo escuchar.

-Mira como se entre pone el sol con las nubes, es sorprendente, al igual que vos-.La quiso abrazar pero Lalia se había parado para ir a buscar un trago de whisky para él.

Más sorprendente era la vida de este muchacho y de esta muchacha, siempre se preguntaban cosas ya sabidas pero las respuestas eran otras haciéndolos entrar en un trance de palabras, humo y alcohol.

Los dos se caracterizaban por esa atracción hacia el cielo, el psicoanálisis, el porqué de varias preguntas de la vida y más que nada de la soledad, Vivian en sus mundos cada uno, para después crear su mundo juntos. Se admiraban mucho entre ellos por la vida de cada uno y la similaridad entre ellas.

-Lo más sorprendente de acá, no soy yo, ni vos, ni las nubes; lo más sorprendente somos nosotros con las nubes-. Me dijiste haciendo esa sonrisa que tanto me encantaba.

-No me quieras perder mujer-.

-Nunca-.