Llano

Nací el mismo día que morí. El veinte de junio de 1983. Había sol, nubes y cervezas, creo. 
Nunca me gustó mucho que me tocaran, que me rozaran, sentir al otro. Creo que porque siempre fui muy solitario o solamente por caprichoso. 
Siempre yéndome de tema yo. Vengo a contarles como nací el mismo día que morí, no de mis caprichos y obsesiones. 
Alfonso es mi nombre, el único. No tengo apellido, tampoco padres, creo que por eso no debo saber mi apellido o tal vez sería feo, no lo sé. En fin, el veinte de junio yo me encontraba sentado en la plaza del pueblo, la única que hay en el pueblo Del Lucero, cuando de pronto mi vida se fue. 
Me la quité... a  la vida. Como uno hace cuando se saca la ropa. Se la saca, la pone en el canasto de la ropa sucia, la lava, la tiende y la deja secar. 
Claro está que la vida no la puse a lavar, simplemente me la quité.
Y así nací y morí al mismo tiempo. 
No sentí tristeza ni remordimiento por la vida que dejaba atrás, tirada. No había sido muy interesante pero tampoco estaba mal sólo que no funcionábamos juntos. 
No creo que a ella la interese que la haya dejado tirada por ahí, nunca se llevó bien conmigo, extraño ser. 
Ahora me siento bien, vivo -valga la ironía- sonriente... hacía largo tiempo que no me sentía así, llano. 

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